
Ya pinta,
desde esta mañana
en las calles grises,
el color ocre gana.
Toda la noche
ha llorado el cielo
para lograr derramar
de los arboles
la pintura necesaria.
La sierra de azúcar
se pone y de nácar...
Abrazadas a si mismas
pasan a la carrera,
mirando el amarillo
derramado en la acera,
sombras negras.
Fugaces, solteras,
ni perros, ni niños
solo abrigos de armiño
agotan la espera.